jueves, 8 de marzo de 2018

El guavaberry que vive en mi

Aquí me encuentro dos años después.

En una tierra fría pero cordial, algo así como un té que te calma pero no tiene sabor. A esta tierra le falta sabor, le falta esa magia vibrante caribeña de tambores, colores y sonrisas. Esta tierra no tiene color, pero tiene aire, y yo respiro de ella y ella me da paz. Porque que es la paz sino aquello que nace en medio de torrenciales lluvias. Es así como aquí ante nuevos y difíciles retos me he encontrado con la paz. No quiero hablar de los retos, no quiero hablar de lo difícil que fue conseguir visa, trabajo y algún amigo, para eso puede ir a otro blogg mas comercial. Aquí quiero hablar de mi necesidad de expansión mental, de meterme en mis adentros y encontrarme conmigo.

En estos meses he aprendido que soy un mapa de un territorio pero no del mundo, es decir vivo en base a las lineas trazadas de mi pequeño y limitado espacio pero eso no es todo. Hay algo más allá de las creencias que tengo en mi cabeza, aprendidas desde mi infancia, transmitidas por mis padres, hermanos y personas que me rodeaban, aquello que aprendí en la escuela y universidad, aquello que creía ayer, hoy puede cambiar, porque algo más allá. Las experiencias no tienen una única interpretación, la realidad no tiene color, ella no es ni buena ni mala, el color se lo pongo yo.

Por eso cuando dije que este país le falta sabor, definitivamente me quedé corta, porque este país puede ser exactamente lo que yo quiero que sea, puede ser vibrante si desde mi interior brota un guavaberry y yo puedo escuchar una canción donde quiera que voy y voy bailando feliz en Santiago